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MERCURIOEstudio de la Escuela de Salud Pública de la U. de Chile:
Conace prueba que sus terapias de rehabilitación de drogas son eficaces
Claudia Rivera durmió en la calle a causa de su adicción. Hoy vende sopaipillas y almuerzos para pagarse un preuniversitario.
A un año del término de los tratamientos, la mayoría de los pacientes encuestados se mantienen sin consumir.
Una investigación, encargada por Conace, realizó un seguimiento de un año a 304 personas que asistieron a diferentes centros de rehabilitación de drogas que tienen convenio con la institución y Fonasa.
En el estudio, realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, se evaluaron los planes de tratamiento ambulatorio, intensivos y residenciales, y se comprobó que al año de haber terminado la terapia, un 70% de quienes recibieron el alta y un 50% de aquellos que desertaron se mantuvieron sin consumir.
Estos resultados, según los que realizaron el estudio, demuestran que la abstinencia perdura en el tiempo, lo que hace posible que se favorezcan otros aspectos importantes que afectan al paciente rehabilitado y a su entorno.
Entre éstos están la reinserción social (un 62% está estudiando o con trabajo estable), la funcionalidad familiar (un 70% valoró las mejoras en las relaciones familiares), la salud mental (sólo un 11% presentó sicopatologías) y la participación en actos violentos (disminuyó de un 53% a un 15%) y actividades ilegales (bajó de un 43% a un 3%).
La estrategia
María Teresa Chadwick, secretaria ejecutiva de Conace, cree que los resultados se deben a que las terapias se han diseñado priorizando las necesidades del consumidor. "Hemos perfeccionado las metodologías e ido focalizando los tratamientos en grupos específicos".
Un ejemplo de las medidas tomadas fue establecer programas diferenciados según género. "En 2001 teníamos un tipo de tratamiento para los adultos y notamos que la población femenina se retiraba. Entonces se diseño una terapia específica para mujeres, considerando que una de las grandes razones de abandono era que no tenían con quién dejar a sus niños durante 10 o 12 meses, tiempo que dura un tratamiento residencial. Ahora tenemos centros para mujeres con niños menores de dos años, y convenios con la Junji para las mujeres con niños mayores".
Para 2007, los fondos aumentarán a 8 mil millones de pesos, con lo que se pretende atender a todos los consumidores problemáticos (que han cometido delitos) de entre 10 y 19 años, incluso los que se encuentren en prisión, y superar las 7 mil personas que recibieron tratamiento en 2006.
Claudia Rivera fue una de ellas. "La gente que se rehabilita también merece una oportunidad, todo el mundo se equivoca en la vida, lo que pasa es que la drogadicción es más estigmatizante. Que a uno le den trabajo es fundamental, no saben la sensación que se siente cuando se golpean puertas y por el hecho de haber sido drogadicto te dicen que no", cuenta la joven en el libro "Abriendo puertas", de Conace.